jueves, 26 de julio de 2012

Un poco más de perspectiva


Si hay una cosa que encuentro francamente útil dentro de lo poco que sé del sistema educativo norteamericano (no vamos a fardar ahora de haber estudiado en Columbia, lo poco que sé es de ver las pelis horteras donde el chico del club de ciencias se enamora de la jefa de animadoras) son los debates como asignatura. 
Enseñarnos a todos a ser capaces de ver las distintas facetas y matices de un mismo hecho es una de las cosas más prácticas que hay y que menos experimento a pie de calle. Es también una forma de permitirnos entender las opciones múltiples del intelecto, abrirnos a otras particularidades, practicar la empatía. En una palabra: evitar la cerrazón de mentes.


Esto no significa que debamos contemplar como propias todas las razones posibles. Sería impracticable. Para eso está lo que llamamos cambiar de opinión. En realidad tener una opinión razonada sobre lo que nos rodea no es que sea lo normal, sino que es algo inevitable. Insisto, eso sí, en que sea una opinión ra-zo-na-da (¡qué difícil en estos tiempos, amigos lectores!); me da igual de lo que hablemos, pero no vale eso de "porque sí", o el taaaaan sobado "lo dicen en la tele". Es fácil caer en este tipo de argumentos populares sin que exista una base sólida que los sostenga y a veces me parece que escucho una y otra vez los mismos silogismos en bocas distintas.


A lo que me refiero es a practicar más a menudo el hecho de contemplar otras opciones. No es imposible. Veamos a qué me refiero: 


Ejemplo Nº1. MUJER MANIFESTÁNDOSE CON SU HIJA EN BRAZOS
En contra: manipular las mentes de nuestros menores (imaginad si además hay un vínculo afectivo) es lo más sencillo del mundo. Este es un principio que conocían todos los tiranos desde el inicio de los tiempos, pero que a estas alturas deberíamos evitar en la medida de lo posible. Es difícil que esta niña sea consciente de qué se está reivindicando y aún así mirad qué entusiasmo.
A favor: precisamente a través de todo lo que les rodea es como los niños llegan a configurar su imagen del mundo. Es inevitable influir en ellos, especialmente si somos los padres. No podemos pretender que tengan una mente virgen hasta que ellos mismos puedan decidir cuál será su ideología. De hecho, es posible modificar las influencias que hemos recibido de nuestros padres a través de otras influencias adquiridas con el tiempo y otras relaciones no familiares.
Por no mencionar que puede tratarse, en este caso, de la causa más justa del mundo.

Ejemplo Nº2. PERSONAJE QUE LLEGA A SER ALGUIEN A TRAVÉS DE OTRO
En contra: ser marido, hermano, o vete a saber qué de otro famoso no debería ser carta blanca para que tú llegues a ser alguien. Parece que seamos más benévolos en el caso del enchufismo televisivo que cuando lo sufrimos en nuestras propias carnes con el hijo de nuestro jefe, y eso solamente porque Fulano o Zutano nos caen simpáticos. Mario Vaquerizo es sólo un ejemplo más: tiene un grupo que hace giras casi exclusivamente teloneando a su mujer, y encima haciendo playback reconocido. Se llama a sí mismo rock star.
Este ejemplo me vale para juzgar a cualquier personaje que disponga de medios, posibilidades, audiencia o seguidores, por el simple motivo de ser ellos mismos. Desde Belén Esteban a Iñaki Urdangarín (delitos presuntos aparte), pasando por Paquirrín.
A favor: ¿qué tiene de malo que alguien entre en nuestras vidas/ pantallas a través de algo que no sean méritos propios? ¿Nos vamos a escandalizar ahora de que las influencias en este mundo funcionen como lo hacen? Si están donde están, es precisamente porque los hemos aceptado, nos han terminado gustando, los seguimos, mueven los hilos del interés general y/o las audiencias televisivas. ¿Hay algo de malo en que alguien sea divertido, frívolo, superficial...? ¿Por qué? ¿Quién lo dice? A menudo se agradece algo de frescura y espontaneidad entre tanto telediario, concurso cultureta y periodista casposo. No debemos sentirnos culpables de tener los gustos que tenemos cuando no hacemos daño a nadie con ello.

Ejemplo Nº3. PROGRES MILLONARIOS
En contra: llegar a posicionarte públicamente y de forma tan expuesta a ciertas ideas o tendencias políticas tiene ciertos riesgos. Especialmente si tu posición se alinea junto a la de la clase obrera, que suele ser el grueso de quien paga tus conciertos, tu cánon digital, tus CDs, tus películas, royalties y todos los proyectos en los que te embarcas, en parte porque puede que se sientan identificados contigo, con tus ideales y con la personalidad que proyectas (que no todo es hacer bien tu trabajo, y me remito al ejemplo Nº2). Cuando se descubre que vives como un rajá mientras pías por los derechos de los "trabajadores como tú", pasa lo que pasa. Algunos casos, como el de Ana Belén, han terminado en un mutis por el foro que dura ya años. 
A favor: de nuevo con la culpa a cuestas... ¿Por qué no puede una persona, sea o no famosa, vivir bien de su propio trabajo, si para ello no ha robado ni estafado a nadie? ¿Es eso incompatible con unos ideales en favor de las clases menos privilegiadas? ¿Por qué no perdonamos a los económicamente favorecidos que no miran por los intereses de las clases altas? ¿Es eso lo que queremos? Parece que entendemos como normal (y lo contrario sería de manicomio) que Emilio Botín tenga ideas conservadoras. Pues bien: lo lógico sería que por muy bien que nos vaya económicamente, fuéramos capaces de entender que existen otras situaciones menos favorecidas que merecen nuestra atención. Pero somos inclementes con quienes siguen esta doctrina. Desde luego, a veces a la clase obrera no hay quien nos entienda.


Ejemplo Nº 4. LLEVARTE A LOS HIJOS A CUMBRES INTERNACIONALES DE RELUMBRÓN
En contra: bastaría con ver esta foto para no tener que argumentar nada más, pero en fin, vamos a ello igualmente... Las hijas de ZP ya son lo suficientemente mayorcitas para entender que la vida es injusta, nos juzgamos unos a otros por la fachada, que la imagen es importante y bla, bla, bla. Y lo mismo que papá y mamá no van en bata y zapatillas, o sin depilar y maquillada a estas cosas, ellas deberían hacer lo mismo. No darse cuenta de este detalle habla igual de mal de las crías que de sus padres: ellas, por no pensar en la imagen que dan de cara a su pobre papá, y ellos porque Obama y señora deben pensar por su culpa que España está justo antes de llegar a Mordor.
A favor: Los hijos, supongo, pueden llegar a avergonzarnos igual que los padres nos han avergonzado alguna vez (el que esté libre de pecado... ejem). Se supone que uno es padre los 365 días del año, y una de las formas que tenemos de demostrar el respeto que les profesamos es apechugar con este tipo de indumentarias. Ojo: que las niñas se habían arreglado para el evento y parece ser que esa misma tarde habían estado de compras con mamá para estrenar sus atuendos en la velada con Obama (¡!). 
También debemos recordar que todos pensaron entonces que esta foto nunca saldría a la luz, cándidas almas de cántaro...



Ni que decir tiene que yo tengo mis propias opiniones sobre lo que habéis visto (y bien claritas, amigos). Como digo: hay que posicionarse en esta vida. Pero eso no implica el poder contemplar otras escenas de una misma cosa y reconocer, en cierta medida, que otros también están en lo cierto y por tanto, nosotros siempre un poco equivocados.

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3 comentarios:

  1. Me gusta cuando te pones en plan profundo, jejeje...

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  2. Yo con Mario Vaquerizo es que tengo una relación de amor-odio que no consigo aclarar... osea, veo que todo lo que dices es verdad, el tío tiene un morro que se lo pisa, y nosotros aplaudiéndole. Pero es que pocas veces me río tanto con alguien en la tele, ni me cae ningún petardo tan, tan bien. Me lo llevaba a casa, te lo juro.

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  3. Gracias chicas. Kata, la idea es precisamente ésa, plantearnos las cosas desde otros puntos de vista ;)

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