Cuando lo leí no sabía quién era el Señor Oé (no me digáis en que en castellano no es un apellido cojonudo, y más con el "señor" delante). El caso es que el Sr. Oé (ya voy a llamarle así por siempre jamás) es premio Nobel 1994 y a pesar de sus orígenes japoneses, se caracteriza precisamente por su estilo personal y alejado de lo que podría considerarse literatura oriental. Parece que su escritura está intensamente influenciada por su formación en literatura occidental. Sin embargo, y en mi humilde opinión - para nada especializada, no nos vamos a engañar- son inevitables ciertos tintes japos que encuentro en esta novela: esos ambientes opresivos, las descripciones originales y preciosas del entorno, que en este caso son lugares urbanos y totalmente decadentes o sucios.
La acción transcurre solamente en tres días, lo que implica un ritmo rápido y una sucesión de situaciones que se van sobreponiendo y que nos van sorprendiendo cada vez un poquito más. Pero sin llegar a ser frenéticos, lo que hace que podamos ir digiriendo lo que ocurre y por qué el personaje hace y piensa las cosas que hace y piensa.
He leído que Henry Miller (http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Miller) designó al Sr. Oé (lo he vuelto a hacer) como continuador nada menos que de Dostoievski (http://es.wikipedia.org/wiki/Dostoievski), supongo que por la fascinación y el trato que da Oé a la humillación, la vergüenza, la fatalidad. Tentador, ¿no? ;)) ¡Hala, a disfrutar!
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