sábado, 30 de junio de 2012

Pequeño colibrí animando a la selección

Una de estas noches he podido disfrutar de una velada callejera apoyando a la selección española (ésa era la excusa). Esto último lo intenté, y debo reconocer que pese a mis previsiones, no me salió del todo mal. Eso de hacer escapadas nocturnas es lo que tiene: que le echa una todas las ganas y la predisposición suele ser un gran aliado en esto de desparramar un poco.


La operación salía porque uno de los elementos estables de la ecuación cotidiana se encontraba ausente aquellos días; como parece ser que andaba diciendo por ahí "papá y mamá están haciendo una cosa muy interesante" (literal). :D


El caso es que he podido ser testigo (gracias a Dios, mudo no, ¡eso jamás, amigos!) de algunas cosas que quisiera relataros. Ya sabéis: la vida vista con estos ojilllos "style"...


Según íbamos andando hacia algún lugar cómodo, limpio, con buen ambiente, y buenas tapas donde pudiéramos disfrutar del España-Portugal, me encuentro con semejante homenaje a esas justificadas reivindicaciones de las que llevo tiempo hablando y por las que nos sobran los motivos, como decía Sabina. 
Ya me sentía yo en ambiente...


Ipso facto pensé encalomarlo a algún post: "Estamos de reforma (robando)" X)))
Lo siguiente fue aquello de encontrar un bar cómodo, limpio, etc. de aquellos que sabemos que haberlos hailos. De hecho el primer tiempo pudimos disfrutarlo en un lugar de lo más civilizado. Lo bueno vino después.
Plaza Tirso de Molina. Uno de los lugares más castizos, ambientados y también sucios de Madrid
Tras dar un par de vueltas aparecimos en La casa de las navajas. Un lugar que es mejor no visitar si tienes aprecio por las uñas limpias o los camareros de camisa sudada y pegada al pecho no son tu sueño más erótico. Si Ana Mato llega a ver esos lavabos, hubiera pasado a llamarse Ana os Mato.
No es el sitio ideal para retocarse el rimmel.
Finalmente, para el resto del partido convencí a mi partenaire de cambiar La casa de las navajas (del horror) por otro sitio. ¡Y aquí sí que encontramos lo que buscábamos! Puedo decir que de verdad lo pasé bien viendo fútbol, qué griterío, qué compadreo, qué gusto de revoltijo de gente, amigos: jóvenes tatuados y chuzos abrazados a jubilados con trompeta con toda la pinta de que jamás en sus casas les hubieran permitido disfrutar de semejante verbena (a los jubilados, claro).
Aquí me pasó otra cosa, cuanto menos inquietante, y es que empiezo  a creer que mi relación con los sordomudos no es algo casual...
Ríete, ríete. Te están dando garrafón y tú sin enterarte.
Aquí pudimos deleitarnos con momentos de verdadera tensión, especialmente en el momento de los penaltis, donde disfrutamos de algunas de las mejores frases de la noche como: "Pepe o muete", "¡¡SHA-KI-RA!!, ¡¡SHA-KI-RA!!" (desde luego, animando a Piqué en su intervención), o el mítico y amoroso "Yo confío en Iker". Faltó el "con fe ciega", pero es igual, no lo hubiéramos escuchado nadie. Por entonces ya sabíamos que habíamos pasado a la final y era momento de celebrarlo a tope con nuestros nuevos amigos.

Hicimos la ya tradicional cata de garrafón madrileño que nos dejó como souvenir una noche de ardores, y no es lo que pensáis...
Pero sin duda, lo mejor de la velada fue (además de la compañía) poder contemplar otra vez un Madrid by night, cosa de la que nunca me voy a cansar. 
Puerta de Toledo
Plaza de la Cebada hacia la calle Toledo.


Y es que jamás volveré a ver el centro más castizo con los mismos ojos después de leer a Galdós.
 





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3 comentarios:

  1. ¡Has renegado del mundo anti-fútbol! ¡Esquirola!

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  2. Es imposible no unirse. Y si algo hace que nos sintamos así, pues bienvenido sea!!

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  3. Totalmente de acuerdo con la visión del centro. no deja de sorprenderme cómo una ciudad nos fascina a pesar de ser consciente de sus fealdades. Decididamente, de Madrí al cielo.

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