domingo, 22 de abril de 2012

La casa te envejece

Queridos amigos... Ay de vosotros si pensáis que sois gente guay, treintañeros molones que surfeáis por la edad crítica que algunos consideran "los nuevos veinte" (¿¡serán pánfilos?!), pero que es posible que ya tengáis algún callo por ahí dando por culo, canas al viento en aquellas melenas que un día fueron grunjes, y necesitáis gafas para ver vuestras series favoritas; por supuesto, gafa-pastas, que tenemos un estilo (oh yeah!).


Pues si os enmarcáis en este tipo de gente "moderna" pero ya hace tiempo que os habéis independizado... no os engañéis. ¡Cuidado!: porque tu casa te hace viejo.
No es país para am@s de casa, amigos, porque hay varios detalles que nos hacen darnos de bruces con la realidad de una manera pasmante. Más que todas las canas y todos los callos juntos. Voy a comentaros algunas de las cosas de las que he venido dándome cuenta (por supuesto, en el más humillante de los silencios) de un tiempo a esta parte.


Mosquéate cuando sepas cómo quitar tus propias manchas conflictivas. Si te ves sorprendido en algún momento de tu vida poniendo aquella mini tan chula en remojo en vinagre, es todo un signo de que los tiempos han cambiado. No te digo nada si te atreves a aconsejar a alguien sobre cómo quitar SUS propias manchas. Entonces ya no hay nada que hacer y es mejor asumir que te haces viejuno. Eso, y que eres todo un marujón.


Otra cuestión infalible para calibrar cómo eres de joven y moderno: tiras tu propia basura. Y ojo, no vale únicamente con este detalle, sino que es importante que consideres que tirar la basura es vital para la marcha del día. Cuántas veces no habremos bajado acelerados las escaleras de casa un sábado noche mientras tu madre te pedía desde el descansillo que bajaras también la basura. Y a quién le importaba entonces que aquella bolsa estuviera dentro o fuera de casa esa noche. A tí no. Tú estabas pensando en cuántos minis os íbais a pimplar, por ejemplo, en el maravilloso Santu. Pero ahora la cosa ha cambiado y eres tú el principal beneficiado cuando esa bolsa se encuentra fuera de casa. Fuera. Out. Lejos de mi vista. Si hace falta te pones la bata en un momentín y haces el viaje en plan súperexpress, con tal de que no haga noche en tu cubo.


Otro detalle que no hay que pasar por alto: limpias la nevera. Hace unos años te hubieras planteado más bien "ah, ¿pero eso se limpia?". Efectivamente. Aún no las hay pirolíticas, lo que significa que de cuando en cuando, ¡¡TACHAAAN!! te encuentras limpiando tu propia nevera. Quién lo hubiera dicho: hay que ver  además cuánto curro supone eso. Y, en realidad, tomad lo de la nevera como metáfora (¿?) de todas las cosas que (¡oh, sopresa!) no se limpian solas. Me estoy refiriendo al agua del cubo de la fregona, los resquicios en el cajón de los cubiertos, las cortinas, la funda del colchón, el filtro del aspirador, ¡el polvo de las bombillas!... ¡¡Es que todo requiere de un mantenimiento!!. Y no lo hacen los gnomos que se llevaban por las noches los calzoncillos en South Park. Imaginad, sería todo un puntazo:
♪♪ "lo que queremos es muy sencillo: cambiar el agua al cubo de tu fregooonaaa" ♪♪






Otra de las cosas que nos hacen sentirnos súper jóvenes y acaba por ser algo triste no es ni más ni menos que tomarte los copazos en casa. No te digo nada, y te lo digo todo.
Luego vas al curro fardando con los compañeros y diciendo, "no, es que el sábado me tomé unas copas"... Por supuesto UNAS, sin indicar un número concreto. Y mucho menos dar detalles acerca de que te las tomaste sentado en el sofá de casa mientras ves la peli del sábado noche y dando alguna cabezada. Planazo donde los haya. A lo mejor ni te terminaste el vaso y se te derritió el hielo (ojo: que a mí no me pasa). Eso sí, para todo hay que tener un nivel. Estas copas, bajo ningún concepto has de tomarlas en la banqueta de tu cocina, y mucho menos (esto sí que es deprimente) SIN alcohol. Eso ¡jamás!


Y por último, pero no menos importante, esa frase que hasta hace bien poco solamente hemos escuchado en bocas de señoras/ es en mercadillos varios, personas con el monedero al sobaco, sosteniendo en una mano el asa del carro de la compra, y diciendo a voz en grito con toda la autoridad que le otorga este uniforme mientras le piden dos kilos de tomates al tendero: "¡pero dámelos buenos, ¿eh?!" 


Querido lector: si te has visto últimamente en alguna de estas situaciones, te invito a pensar con el corazón en la mano en qué te has convertido.

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3 comentarios:

  1. Jajaja... me quedo con lo de los cubatas en casa. Es deprimente, sí, pero si nos lo quitan ¡¡¿qué nos queda?!!

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  2. Grandes verdades, amiga. Yo me compré una botella de Baylis al poco de llegar al piso, y ya le voy a tener que cobrar su parte del alquiler, que lleva aquí más de cinco años la muy gorrona!!
    Sí, hija, sí, no puede uno vivir por su cuenta y no amarujarse un poco: poner unas lentejas, baciar el bote sifónico (en el nuestro vive la niña de The Ring), darte cuenta de que los enchufes tienen mierda del año que les pidas... Es ley de vida!

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  3. ¡SÍ! ¡Que vivan los botellones en casa para los mayores de 30! Porque... ¿en qué botellón ibas a poder tomar un Baylis sin llamar la atención? (¡!), juajuajua. Y lo del bote sifónico... eso te debe echar 10 años encima, lo menos.

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